sábado, 14 de enero de 2012

Miedo


MIEDO

Los paseos tranquilos por la orilla del mar resuelven muchas dudas y generalmente despiertan las ganas de reflexionar sobre temas zanjados y aprisionados con un férreo candado, que los aísla de la necesidad de ser tratados. Es probable que por la misma cobardía que no nos enfrentamos a ellos lloremos las lágrimas mas amargas que nuestro cuerpo puede generar, no encontrándolas siquiera saladas, ingiriéndolas como un veneno corrosivo. Y es que... si tan solo fuéramos un poco valientes, si reconociésemos lo que sentimos sin mas preámbulos, si no tuviéramos MIEDO, tanto miedo, la vida sería mas dulce. Saber escoger es un camino peligroso, solo apto para valientes.

El reloj marcaba las diez y no tenía hambre. Sentir los pies húmedos y la arena resbalando entre los dedos dedos era suficiente para sofocar su tenue apetito, y es que tenía mucho sobre lo que pensar, mas específicamente de como siempre había ocultado, negado y abortado la idea de un enamoramiento que arrastraba desde la infancia. No sabía amar, ese es el secreto. Se creía valiente, vivaz y algo descarada pero no lo era, porque tenía miedo, como todos los demás, y claro que es mucho mas sencillo girar la cara y negar la evidencia, correr por el camino liso aunque sepas que al final hay un precipicio, solo para no tropezar con los pedruscos que el otro te muestra en apariencia.

Algo le decía desde siempre que tenia una forma extraña de demostrar su cariño, no lo hacía. Cuanto mas se desvivía alguien por ella mas duramente le trataba, dejaba que alcanzasen el dulce néctar que ofrece el amar para pisotearlo mas tarde. No quería hacerlo, pero había sido incapaz de enfrentarse a esa realidad. Por eso había terminado así, tan cerca ya de la treintena, sola y pensativa viendo como las paredes de su castillo no eran mas que cuatro ladrillos mal puestos. Ella quería ser buena, quería amar a los demás, pero no podía. Y todo porque tenía Miedo.

Por Miedo no aceptó a aquel que le hacía perder el aliento con un solo roce, por Miedo dejó a dos más reducidos a trapos rajados y viejos, y Miedo es lo que sintió al verle con aquella otra mujer que si había sido valiente. Aquella otra que sabía querer, aquella otra que era buena sin esforzarse.

El agua estaba fría, y le dejaba un mensaje helado. Siempre estarás sola.


* * *

Curiosidad del día:

Por cosas de la vida he terminado con dos peces en casa en una bonita pecera bola. ¿Cómo ha empezado todo? Después de un día de compras por necesidad, (Si mi armario estaba ya llorando el pobre) terminamos en una tienda de animales y claro despues de ver un pez semejante a este... no hemos podido resistirnos, ¿Por que? por que mi compañera de piso dice que tiene los mismos ojos que yo cuando duermo por la noche. Sin comentarios... pero aunque sean un poco aborto de la naturaleza, en el fondo son bonitos.